CRONICA DE UN VESTUARIO Y SU ACTRIZ

Los sábados el vestuario de mi payasa y yo salimos de casa muy temprano, son así los sábados, por ahora siempre así.

Cursamos el taller de tesis, y luego rueditas de por medio al medio día comemos empanadas en la calle para después entrar a trabajar.

Llegamos a la empresa, seguridad me ofrece dejar vestuario con valija con rueditas con manija para arrastrar en la puerta para que no incomode en mi box. Acepto, claro, vestuario y yo por unas seis horas nos separamos, yo atiendo clientes, vestuario aguarda al costado de la cámara de seguridad, aguarda hasta las 21, momento en el que lo paso a buscar. En esas seis horas el clima cambia bruscamente. Hace 30 grados de sensación térmica, abro valija y le pido al vestuario que haga lugar para mi tapado innecesario, van un poco apretados allí dentro, pero entran.

Despido a seguridad, emprendemos largo y asiduo viaje a teatro, buscamos lugar para comer que tengan ticket canasta, comemos empanadas, para variar... y bebemos pomelo 4

Llegamos arrastrando rueditas y arrastrando pies, saludamos actores, subimos a camarines. Abrimos valija, ponemos vestuario de payasa. Ahora somos una. Alondra está lista, lista para actuar, para regalar, para dejarlo todo allí, caminatas, cansancio, clientes, tesis, ticket canasta, y la gente entra y se acomoda, me miro a mi misma aguardando detrás del biombo, le pido a Dios que me acompañe, que yo doy todo, que me ayude a conmover a la risa, escucho una risa amiga mientras aguardo, ¿será? ¿Es? no puede ser.. ¿Es Amarella, es Linda?... Eran!, las payasas se encuentran al final del día, alondra actúa, todos nos reímos, termina función, vestuario vuelve a valija, valija se arrastra rueditas de por medio, helado con Amarella de por medio, de por medio el 71 para llegar a casa, y llegamos 3 de la madrugada, vestuario y yo nos vamos a dormir

Alondra